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Mi
corazón está en paz y mi mente no claudica,
Rebélase
a mi lastimera edad; pero
La
lectura y la escritura no transigen,
Ellas
son aliento del premio otoñal:
No
me he dado cuenta, no soy novedad.
Corta
juventud la de ser vetusto
La
que uno vive de estrella fugaz.
Qué
hago yo, ahora, en este periodo.
Qué
crisis tan fuerte, no pido clemencia.
Sólo
me reanima la sabiduría para mi otredad.
La
sabiduría que el tiempo contiene
Para
todo ser de tropiezos, que descubre el sino;
Es
filosofía, panacea divina de la senectud.
Enseñanza
docta de tercera edad
En
algunos seres dignos de escuchar.
Consejos
muy útiles los de un ser pretérito,
Que
en algún momento pronto partirá
A
una alteridad de admisión, de tolerancia…
Si
es que existe otra ¿do la encontraré?
¿Será
realidad en la metafísica del humano ser?
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