domingo, 19 de mayo de 2013

CAVILANDO LA ESPERANZA


    
Entre ellos la ciudad fantasma. La distancia era espantosa para seres tan minúsculos.

   Un leve, pero tenue, sombrío resplandor acompaña una especie de morbosa nube; deja columbrar algunas edificaciones todavía de pie.
  Sus pequeños cuerpecitos, unidos en cándida actitud siamesa se intuyen en reposo sobre un agostado, corpulento trozo de árbol con la incertidumbre espantosa de sus rostros por la fatal e ineludible desunión de injertos ocasionales: segregados seguirán vidas divergentes.
  Aquel dúo de seres diminutos, en medio del inmenso campo sementera de cadáveres, eran estrellitas en ocaso al reflejo de destellos fortuitos. Sus absortas y bifurcadas miradas, vértice de sus pequeñas cabecitas; Observaban un horizonte “distante”, disímil futuro peregrino.
  La maligna lluvia dejó el espacio totalmente herido, marco de oscurecidas y raídas lápidas del tiempo.                   



Eliéser Wilian Ojeda Montiel
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BODAS DE ORO

BODAS DE ORO

Soy de ti, tú eres de mí así