El invierno de mis ojos
de tu inesperada partida, y
mi corazón es un estío de desamor.
Mi alma, ahora, es un árido erial
de melancólica desnudez,
muestra transparente de una dolorida
vaciedad de agostados deseos.
Mi corazón marcescente entristecido
vaga en la estación inoportuna
de un odiado verano extemporáneo,
cliente de la primavera de mis días.
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