jueves, 11 de abril de 2013

EN EL OCASO DE LA TARDE





La tarde ruborosa conmigo frente al mar se fue acercando más y más. El crepitar de las palmeras al viento,
suave sonido de múltiples cuerdas, acompasaba al champañazo murmullo de la playa.
Yo me extasiaba al espejo de tan polícroma tarde. Mis pies acariciaban las argentadas, enésimas arenillas haciéndome notar el jugueteo, palpar la matizada turbación.
La perezosa declinación, moribunda de la penumbra irrevocable, me ocultaba la realidad circundante.
Un haz de rayos en su desesperado ocultamiento abríase paso entre la claraboya de algodones agonizantes, rastrillaban ondulantes dunas de un garzo profundo aferrándose a su cotidianidad pasajera.
Un vespertino anhelo evanescente se fue transformando en una profunda sensación de ambigüedad, dislocaba toda la quintaesencia de mi ser, de mi optimismo… Era una vorágine de fallecimiento y renacimiento alternativo; una falta de definición. Me sentía en una indeterminación de otredad, era un equívoco aberrante.

   Quizá esto no precise enteramente el estado de mi ánimo; pero una actitud de vergüenza y pudor invadía toda mi naturaleza, mi incierta desnudez. Mi palpitada excitación atrajo el nefasto desenlace: ante mí se había posado la figura de ¿Freud o de Schopenhauer? 

Nota: Al alemán lo agregue luego de leer tu tesis sobre estos filósofos hoy 20/03/16

 Mérida, 27 de enero de 2012

Eliéser Wilian Ojeda Montiel
Derechos reservados



No hay comentarios:

Publicar un comentario

BODAS DE ORO

BODAS DE ORO

Soy de ti, tú eres de mí así