
Qué somos sino una pavesa
En el viento de la muerte.
La muerte no es un misterio,
Es un hecho con fecha de caducidad
contingente de la vida.
La muerte no es el misterio,
Es algo seguro.
El misterio es la propia vida
Que ignora su contingencia precisa.
Creemos en la vida y alardeamos de ella;
Mas no le damos al ‘fin’ su credibilidad
Que ríe inoportuno cuando llega:
Tal vez seduce más a unos que a otros.
El tránsito es una expiración profunda.
Soplido del pasado ido,
De los mejores oxígenos aspirados
Separadamente de la intensidad vivida;
Es la fonología en la sórdida acústica
Del misterio de la vida
Sin resignación por la pérdida
De una persona querida.
Tal vez si alguien que ha partido nos dijera:
«No temas a la muerte, acá no hay
Un Hitler, un Stalin, un Fidel, un Muamar el Gadafi…;
No hay pago de impuestos; enfermedades…».
Entonces todos cambiaríamos, con gusto,
Este mundo de sufrimientos
Para vivir en un mundo indoloro
Sin pandemias ni idiosincrasia de lágrimas tristes.
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