La mañana asoma
En la alteridad de mi ser,
Un resquicio inefable de tristeza
Cabalga desbocado hacia la pampa
Estelar ardiente.
Ahora difumina rojizas arenas.
Mi cerebro desova palabras ineluctables
En busca de un sendero inexistente.
El esperpento de mi realidad se solaza ampuloso,
Cosecha sobre abono de cadáveres
De los días de mi calendario.
Ya el tiempo no es el mismo.
Su argentada, asoma cabellera rala
Desde una cansada, abúlica alba
En la dehesa circunscrita de mis sueños.
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